jueves, 21 de enero de 2016

ESCAPADA A LIMA

Amo este oso Paddington
Este es un post con el que desde hace años soñaba. Ahora es una realidad. Como mis vacaciones pasaron hace unos meses,  aproveché unos días de asueto por el Día de los Mártires en Panamá para irme a Lima, Perú. La verdad es que no sé por dónde comenzar a contarles sobre estos maravillosos cuatro días, pues aparte de que la pasé muy bien, conocí a mi príncipe. 

Era la primera vez que viajaba en avión, ya he recorrido en paseos turísticos algunas partes de Panamá, aún me falta y mucho, así que estaba la ansiedad por el vuelo y lo que se sentiría. Como la idea primera era conocer a alguien con quien me comunicaba vía chat desde hace años, pues decidí optar por un paquete turístico.

Después de tanto dudarlo, con mi amiga decidí ir a la ventana, y fue lo mejor que se nos pudo ocurrir, fue increíble la vista.
De la agencia te llevaban y traían del aeropuerto al hotel y viceversa, eso me dejó más tranquila porque como viajaba sola, creí que no estaría sola solita. Además, mi amiga-hermana, que sabía de la locura que haría, me regaló una linda pulsera que de manera simbólica sería como estar acompañada por ella en ese otro país y mi hermana estaría pendiente desde la laptop de cualquier información que le diera. La experiencia viajera me encantó, el estar arriba entre las nubes fue para sonreír.

Al llegar a Lima me recibió una muchacha de la agencia, una agradable persona, aunque yo sí quería, el príncipe en cuestión no estuvo por trabajo. Una vez en el hotel, pasado el registro protocolar, a descansar y luego a caminar un poco (no sé si les dije que soy muy miedosa, pues aunque ni yo misma lo crea, sola me fui a andar con un mapa en blanco y negro).

En el hotel te daban un pisco sour. Como no soy de beber, lo tomé antes de ir al aeropuerto y pues quedé mareada, pero no puedo negar que estaba muy rico.
Al final decidí regresar y esperar al príncipe, con él andando por Lima me sentiría más segura, pero fue cuando vino el segundo momento que hizo acelerar las palpitaciones de mi corazón: vería a alguien con quien solo había chateado y había visto por Skype, y zas, en la noche ya arreglada, llegó. Era tal cual lo había visto, incluso ahora sí pude sentir que olía exquisito, estaba muy lindo :-b

La comida y la caminata nocturna fueron un sueño, mi imaginación se quedó corta, fue más de lo que esperaba, y mejor a su lado. Al día siguiente tenía planeado el recorrido por algunos lugares turísticos de Lima. Estuve con otras parejas, unos suizos y unos chilenos, estos últimos hicieron del paseo algo divertido e interesante, pues hasta aprendí algo que de seguro no me lo diría nadie.














El domingo se inició después del mediodía, cuando mi príncipe y yo nos volvimos a ver para almorzar, caminar y conocernos algo más. El sol en Lima no se siente tan fuerte como el de Panamá. O será que yo no lo sentí igual porque esta vez la compañía era otra. Para la noche, más paseo, que deseaba se extendiera por mucho tiempo. Fue una locura lo que hice, pero lo vivido no lo cambiaría por nada.



Este fue uno de los escenarios donde pasé unos momentos de ensueño. Aunque aún recuerdo que los gatos no respondían al llamado universal gatuno, o bueno, será al llamado panameño gatuno :-) 

Antes de ir a Lima leí mucho sobre esta experiencia, y estaba nerviosa, pero en el fondo sabía que no estaba sola y que cuando volviera a casa tendría a mis personas favoritas allí para apoyarme en lo que fuera. No fue perfecto, hubo errores, pero me ha encantado vivir cada uno de esos momentos en Lima.



De esta fuente que algún recuerdo.
El lunes, antes de ir al aeropuerto, fui a una misa (la verdad creo que Dios me llevó porque yo aún no sé cómo llegué a la iglesia), luego fui a comprar unos artículos para llevar a mi familia. Ahora todo sigue en manos de Dios. Esta historia continuará... 


1 comentario:

  1. Se nota que la experiencia fue maravillosa, me ha gustado mucho todo lo que has compartido.

    ResponderEliminar